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En este mensaje exploramos cómo la unidad es fundamental en nuestras vidas, no solo en el matrimonio, sino también en nuestra relación con Cristo y dentro de la comunidad de la iglesia. La unidad es el diseño y el deseo de Dios para nosotros, y el matrimonio es una excelente plataforma para vivir y practicar esta unidad. La unidad trae propósito y transformación, y es crucial para enfrentar los desafíos de la vida juntos. Oré por la guía del Espíritu Santo para que nos ayude a vivir según el propósito divino, enfatizando que la Palabra de Dios es vital para transformar y guiar nuestros corazones.

Es importante estar arraigados en la Palabra de Dios. María, al sentarse a los pies de Jesús, mostró cómo debemos dedicar tiempo a entender y absorber la Palabra, lo que nos permite estar firmes en un mundo que constantemente cambia y a menudo se deteriora. La Palabra de Dios es eterna y debe ser el fundamento de nuestras vidas.

Necesitamos profundizar en nuestra vida de oración. Jesús mismo dedicó tiempo a la oración, lo que subraya su importancia. La oración no es solo una práctica religiosa; es una búsqueda profunda y constante que fortalece nuestra relación con Dios y nos sostiene en tiempos de dificultad.

Vimos la unidad versus la uniformidad en la iglesia. La verdadera unidad se basa en la diversidad funcional donde cada uno opera según los dones que ha recibido de Dios, como se describe en 1 Pedro 4:10. Esta unidad no es simplemente hacer todo de la misma manera, sino trabajar juntos en armonía, respetando y valorando las diferentes funciones que cada uno desempeña dentro del cuerpo de Cristo.

Finalmente, concluímos con un llamado a la acción para vivir intencionalmente en unidad, tanto en el matrimonio como en la iglesia. Oré por todas las parejas y la congregación, pidiendo a Dios que derribe las barreras y promueva un espíritu de unidad y colaboración entre nosotros.

Para no olvidar...

1. La unidad es esencial en todas las áreas de nuestras vidas, especialmente en el matrimonio y en nuestra relación con Dios. Debemos esforzarnos por vivir en armonía, entendiendo que la unidad trae fuerza y propósito divino a nuestras vidas. La oración y el estudio de la Palabra son fundamentales para alcanzar y mantener esta unidad. 

2. Estar arraigados en la Palabra de Dios es crucial para nuestra estabilidad espiritual y emocional. La Palabra no solo nos instruye sino que también nos transforma, permitiéndonos enfrentar un mundo en constante cambio con firmeza y convicción. 

3. La oración es más que un ritual; es una comunicación vital con nuestro Padre celestial que nos sustenta y guía. A través de la oración, podemos acceder a la sabiduría y la paz de Dios, lo que es esencial para vivir una vida plena y en constante comunión con Él. 

4. La unidad en la iglesia no debe confundirse con la uniformidad. Dios ha diseñado la iglesia para funcionar con diversidad, donde cada miembro contribuye con sus dones únicos. Esta comprensión nos ayuda a valorar a cada persona y a fomentar un ambiente donde todos puedan prosperar espiritualmente. 

5. Como líderes y miembros de la iglesia, debemos ser diligentes en buscar y mantener la paz, que es fundamental para la unidad. La paz no es estática; requiere esfuerzo continuo y la disposición para seguir buscándola incluso en medio de conflictos o desacuerdos.