El pasado domingo, nuestra pastora nos habló sobre un tema muy necesario, para la iglesia local y para los hijos de Dios en general. ¿Cómo aprender a oír y a diferenciar “la voz de Dios”. Estamos viviendo en un mundo lleno de ansiedad, donde las personas corren buscando una respuesta a sus preocupaciones y ansiedades. Incluso para los cristianos se vuelve cada vez mas difícil confiar en Dios, aplicar Su palabra, y crecer espiritualmente al caminar en esa obediencia de descansar y dejar a Dios hablar y actuar. Vimos cuales son las maneras que Dios habla: por sueños y visiones, en voz audible, a través de Su palabra, a través de profecías, e incluso la biblia registra el uso en la antigüedad de la suerte (libro de Números).
La pastora señaló que -personalmente- piensa que la forma mas efectiva oír a Dios y de conocer Su voluntad es a través de su Espíritu Santo y el ejercicio de una relación con El.
Vimos en este mensaje, de una manera recurrente que ¡Dios desea hablarnos! Y ¡tiene mucho para decir! A menudo, nuestras oraciones son un monologo, pero la intención de Dios es que sea una conversación en la que se debe esperar a que EL responda cuando oramos. La sabiduría de Dios es infinita, Sus caminos y Sus planes son mejores que los nuestros, entonces; ¿por qué no escuchar? ¿Por qué no ser más intencionales en preguntar? ¿Porqué no estar alerta a esa respuesta y esperar? fueron las interrogantes que nos llevamos a casa el pasado domingo.