En un mundo como en el que estamos viviendo, la prédica del domingo pasado de la pastora Claudia, vino a ser como una voz de alerta; un llamado; un clamor a detenernos y aceptar la invitación del Señor de “entrar en Su reposo”.
La pastora nos explicó el concepto del reposo que está en Hebreos 4:1-13. Dios reposó y nos llama a hacer lo mismo. Pero; ¿Acaso se cansa Dios? ¿Acaso se sintió agotado de tanto trabajo al terminar la creación? Como la respuesta es NO, entonces el reposo al que El nos llama debe tener un significado, más amplio que solo descansar. Y es que el Reposo DEBE SER REVELADO, para poder entenderlo. No hay otra manera de que en la forma en la que estamos viviendo, podamos obtener ese reposo A MENOS que este nos sea revelado.
Frente al afán, al extra trabajo, al acumular etc., como hijos de Dios PODEMOS tener una postura diferente, una postura que nos llene de paz y que nos permite oír Su voz. Este reposo revelado nos conduce a una vida de dependencia en la que ya no vivimos esforzándonos diariamente y acumulando en “saco roto” sino una vida de confianza en la que se nos promete tener lo necesario materialmente. Es necesario evaluarnos y mirar donde hemos colocado nuestra dependencia.Aunque le futuro sea incierto, tenemos un lugar de intimidad donde nuestros pies son afirmados.
La pastora se dirigió a los cansados, los agotados y desesperanzados que a veces ven como sus esfuerzos no terminan en nada, y les hizo otra vez la invitación de nuestro Señor: ¡ENTREN EN MI REPOSO! Una hermosa oración cerró este tiempo; en la que en la presencia de Dios renunciamos a toda ansiedad y enfermedad producida por el estrés; y pedimos al Señor Su ayuda para una una vida de confianza y dependencia de El.